La mitad de los diagnósticos de cáncer son curables
Laura Nasi es una de las más respetadas médicas oncólogas del país, se encuentra entre las mayores defensoras de la medicina integrativa, una tendencia que hoy se impone y se apoya en la dedicación personalizada al paciente enfermo de cancer.
La especialista da datos sorprendentes como que uno de cada dos hombres y una de cada tres mujeres desarrollará cáncer y que la obesidad es la principal causa de esta enfermedad. La medicina integrativa es una disciplina de la salud dirigida al cuidado de enfermos, familiares y personal de salud afectados directa o indirectamente por el cáncer. Así lo explica la doctora Laura Nasi, en esta nota, donde afirma que cada persona es un ser multidimensional y por eso debe ser atendida en lo físico, mental, emocional, psico—social, y espiritual. Esta atención se consigue mediante un equipo interdisciplinario que hace uso de todas las terapias apropiadas, ya sean de oncología convencional, psico—oncología, cuidados paliativos y medicinas complementarias.
Según la especialista, esta tendencia ha mostrado cierta eficacia y está basada en evidencias científicas confiables. El propósito es revalorizar el rol terapéutico del contacto humano. La Oncología Integrativa no rechaza los tratamientos convencionales ni acepta los tratamientos alternativos de forma indiscriminada. Acá una charla intensa donde la especialista se explaya sobre el tema y da cifras que alarman.
— ¿Qué es concretamente la medicina integrativa?
— La medicina integrativa y en especial la oncología integrativa, es una nueva forma de ver la oncología, integrando los tratamientos convencionales como son la cirugía, la quimioterapia y la radio terapia, con terapias complementarias que ayuden a paliar los síntomas, a sentirse mejor y tolerar mejor el trastamiento. Estas terapias deben ser seguras y eficaces para los pacientes. Para darte una idea, son terapias que tienen que ver con la relajación, como la meditación, yoga, tai chí, chi kung, acupuntura. Todas técnicas que han demostrado en estudios clínicos que mejoran la calidad de vida del paciente.
— Siempre hubo un distanciamiento entre los que aplican la medicina tradicional con las terapias alternativas, e incluso con cuestiones de la fe, ¿ya no están separadas?
— El tema de la separación viene de la época de Descartes, cuando él considera que el cuerpo humano es como una máquina. De ahí la medicina se dedica a estudiar el cuerpo humano y dejan todo lo que no es medible para la Iglesia. Lo espiritual y mental queda para la Iglesia. En los últimos 20 años los mismos pacientes están pidiendo que los traten como un todo. No sólo que se trate una parte del cuerpo sino como un todo. La medicina ha puesto límites en la relación médico — paciente. Se basa cada vez más en la tecnología que es invasiva y cara. Y los médicos nos estamos concentrando mucho más en la enfermedad que en la salud del paciente.
— ¿Cuándo empezó a evidenciarse esta tendencia?
— Empezó en Estados Unidos, en los años 80. Los paciente salieron a buscar medicinas alternativas y los médicos, ante la fuga de pacientes, salieron a buscar terapias alternativas. A través de estudios científicos, comprobaron que algunas de estas terapias podían complementar lo convencional, entonces empezaron a integrarlas. En los años 90 se empiezan a integrar una vez que se hicieron estudios de eficacia.
— ¿Hay profesionales que se niegan a integrar estas terapias complementarias?
— Sí, todavía hay profesionales que no están tan abiertos a esta integración. Es porque se han formado de un modo convencional. Pero la demanda viene de los pacientes. Piden que atendamos no sólo a sus cuestiones físicas, sino a sus cuestiones emocionales, sociales y espirituales.
“HAY QUE MIRAR MAS A LA PERSONA QUE A LA ENFERMEDAD”
— Hoy muchos médicos dicen que primero hay que escucharlo al paciente y después empezar a ver qué es lo que tiene.
— Bueno eso decía el padre de la medicina moderna, William Osler. Él decía que es más importante mirar a la persona que viene con la enfermedad que a la enfermedad misma. Muchas veces los pacientes, escuchándolos, nos revelan el motivo principal de la consulta. Por ahí viene con un dolor, pero en realidad por lo que vienen a consultar va más a allá de ese proceso físico. Simplemente con darles ese lugar y escucharlos atentamente, uno puede establecer el problema real. Los médicos de antes tenían menos tecnología pero más tiempo para estar con los pacientes, le daban esa calidad de tiempo al paciente.
— ¿Cómo se hace ahora que en una obra social al médico le reconoce 30 pesos entonces tiene que atender a 30 pacientes por día?
— Sí, esa atención de supermercado, por decirlo así, le pone muchas limitaciones a la relación médico – paciente. Ya el hecho de entablar una buena relación, influye en el paciente en cómo el se va a sentir y cómo va a estimular su sistema inmune. Esto es algo que no está valorado ni cuantificado. Pero es una relación mucho más terapéutica que una relación de supermercado. El tema es difícil porque la medicina se ha comercializado tanto, a tal punto que los mismo médicos nos vemos imposibilitados de hacer lo que queremos hacer, que es ayudar al paciente.
— ¿Y cómo se logra eso?
— Creo que una de las claves es trabajar en equipos bien constituidos y con buena comunicación. Que esté el médico, el psicólogo, el profesional que utiliza técnicas de relajación, el arteterapeuta, el acupunturista, es decir un equipo interdisciplinario. Obviamente este modelo no es rentable. Porque el paciente tiene que pasar por un equipo de cinco profesionales, el costo de esa consulta no está cubierto por lo que contemplan las obras sociales. Pero si el paciente no está en estado de equilibrio, al final, utiliza mal los recursos de la salud. Los chinos le pagaban al médico mientras estaban saludables. Si se enfermaban le dejaban de pagar. Los médicos tendríamos que estar para promover la salud y no solamente intervenir cuando hay enfermedad. El día que esto empiece a aflorar un poco más y las obras sociales les presten más atención, ellos mismo van a promocionar las terapias preventivas.
— Se habla de alimentación saludable, pero en los kioscos de las escuelas lo que más hay es azúcar, que es adictivo para los chicos. ¿Cómo ve esto?
— Ahí se ve el tema de la obesidad, que no es un tema puntual a resolver por lo médico. Acá tiene que intervenir el sistema de educación, el comercial, las leyes para limitar qué se vende y qué no. Es un tema complejo.
— ¿Usted cree que quienes tienen que tomar decisiones entienden estas cosas?
— Mirá, la verdad es que no te podría decir en detalles de eso. Pero sí veo que en el ítem prevención y ante estrés, algunas compañías empezaron a entender que si sus empleados están mejor, rinden más. Ahora dentro de las empresas dan clases de yoga, de meditación. En cambio, con el tema de obesidad, es un tema que me sobrepasa porque hay toda una maquinaria detrás de eso. Es un tema más complejo y creo que hay muchos intereses en juego. Creo que está habiendo un cambio de conciencia de la gente en general. Cuando una masa crítica que empiece a tomar conciencia de que somos responsables de nuestra salud y de lo que nos pasa, según las decisiones que tomamos, bueno ahí, creo que se puede producir un cambio. Un cambio impuesto de arriba para abajo me parece difícil.
“HAY TERAPIAS ALTERNATIVAS TOXICAS Y NOCIVAS”
— En su especialidad, oncología, muchas veces se ve que aparecen recetas mágicas. El paciente que está desesperado por una cura tienen a creer en cualquier receta, ¿qué piensa de esas noticias que surgen cada tanto?
— Nosotros fundamos en el 2009 la Asociación de Oncología Integrativa y tenemos la misión de difundir cuáles son las terapias complementarias que tengan evidencia de que son seguras para el paciente y eficaces. Hay mucho abuso de la situación de angustia y desesperación, y esto hace que se vendan curas milagrosas. El mayor riesgo es que los pacientes al acudir a estas curas milagrosas, llegan tarde al médico. Hay cáncer que son curables si se diagnostican precozmente. El gran riesgo de las medicinas alternativas, es que hacen perder una ventana de oportunidades de curación. Hay muchas de estas terapias que son tóxicas y nocivas. Es importante que la gente busque información antes de meterse en cualquier tratamiento.
— Algunas enfermedades oncológicas hoy se sabe que no son mortales, sólo crónicas.
— Eso es muy importante. Ahora sabemos que el 50 por ciento de los diagnósticos de cáncer diagnosticados en el mundo occidental son curables. Esto quiere decir que se tratan y no vuelven. Pero mucha gente no tiene noción de esto. La palabra “cáncer” tiene una connotación que produce sufrimiento. La gente sufre por la connotación social que apareja el término. Es bueno distinguir e informar sobre que el cáncer es curable. Que sí vale la pena hacerse los estudios para detectar cánceres precoces y poder curarlos. Que sí vale la pena hacer terapia de prevención, sobre todo en cuanto a ejercicio, nutrición, técnicas anti estrés, dejar de fumar y alcohol limitado. Son todos hábitos que podemos tomar para prevenir. El 40 por ciento de cánceres diagnosticados hoy son prevenibles. La obesidad pasó a ser la principal causa de cáncer. O sea que sólo cambiando nuestra dieta y haciendo ejercicio podemos prevenir el cáncer.
— ¿Hay ahora más casos de cáncer que hace quince años?
— Es verdad. Antes la incidencia era uno de cada cuatro hombres. Ahora es uno de cada dos hombres. Y en la mujer, una cada tres vamos a tener cáncer. No tenemos conciencia de eso. Son estadísticas de Estados Unidos. En nuestro país no he encontrado estadísticas aún. Pero considerando que estamos adoptando estilos de vida muy parecidos a los de América del Norte, no me sorprendería que acá sea parecido. Veo muchos casos en gente joven que antes no se veía tanto.
— ¿Cuánto tiene que ver en esto el uso de pesticidas en alimentos o de productos químicos?
— Sabemos que las sustancias químicas le adicionan estrés al cuerpo, porque para eliminarlas necesitan una cuota adicional de energía. Los estudios epidemiológicos, a lo que más apuntan ahora, es a la nutrición y al ejercicio. La epidemia de obesidad incrementó la incidencia de cáncer. El tema de los químicos debe adicionar. Sobre todo en algunos tipos de cáncer como la leucemia.
— ¿Los tratamientos para paliar el dolor tienen sentido cuando el cáncer está en estado terminal?
— Los tratamientos para paliar el dolor tendrían que tenerse en cuenta desde el principio. No tiene sentido esperar a que la persona esté en una etapa terminal. Hay técnicas complementarias. Somos una farmacia ambulante. Si tomamos buenos hábitos de vida, podemos generar sustancias dentro de nuestro cuerpo. No debemos poner el poder afuera, como si tomar una pastilla milagrosa me fuera a salvar. Hay que acompañar al paciente a lo largo de la enfermedad. Con técnicas que ellos pueden adoptar. Hay pacientes que viven la experiencia del cáncer como una oportunidad de abrirse a cosas que nunca se abrieron.
— ¿Qué le responde a un paciente que le dice que va a ir a ver a un sanador?
—Si me dicen que van a ir a tomar un bicho rojo de la zona del Amazonas, les prevengo que ahí hay sustancias que son tóxicas y pueden ser fatales e interfieren con la quimioterapia. Pero un sanador energético es otra cosa. Los orientales saben que somos un cuerpo energético. Los griegos ya lo saben de hace mucho. Tenemos ese cuerpo, pero desde la terapia lo hemos ignorado. Yo le aconsejo que se informen sobre la entereza de esa persona. Esa persona debe saber trabajar con energías. Se puede hacer mucho bien pero también se puede hacer mucho mal. Hay que buscar quienes son resonantes con nosotros. Que sea una persona seria y que tenga buenas intenciones.
Por Juan Carlos Bataller para Diario La Ventana